Cubells
31 de diciembre de 2009 a las 14:29 | Valoración: CC
Sobre el municipioClica sobre las fotografías para verlas ampliadas
Población: 397 habitantes (2008)
Superficie: 39,2 km2
Entitades de población: 2
Detalles del viaje
2. Ruta de fin de año
Número de fotografías: 2
Distancia recorrida: 18,1 km
Tiempo transcurrido: 16 min
Superada la odisea de Vallfogona de Balaguer continúo por la C-13 y dejo a un lado la capital de la comarca de la Noguera (en otra ocasión ya pasaré por ahí). Sigo recto mientras la denominación de la vía cambia a C-26 sin moverme de carril. Un desnivel con una curva cerrada a la izquierda es el primer aviso que espero para mi siguiente objetivo: Cubells.
El municipio tiene una presentación majestuosa, en la carena de la sierra de Montclar, y parece tener más vida dentro del núcleo urbano que la uno sospecha cuando cruza la carretera. Una gasolinera, una pequeña delegación de una caja de ahorro y un gran restaurante en el punto más alto (donde, por cierto, fui a comer con un amigo no hace mucho), con la compañía de la báscula municipal, configuran un ejemplo más de muchos pueblos y aldeas de la zona.
Cuando ya parece que dejo el pueblo, observo por el espejo que el cartel que hay en dirección contraria a la mía ofrece una posibilidad muy ventajosa para aparcar. Pacientemente, busco la manera de dar media vuelta y vuelvo. Confirmado, puedo aparcar y aunque el pavimento se mezcla con tierra fangosa, ya no viene de aquí. Llevo bastante barro acumulado en esta ruta y no me importa. Sólo espero que el coche pueda salir de allí donde lo acabo de meter.
El municipio tiene una presentación majestuosa, en la carena de la sierra de Montclar, y parece tener más vida dentro del núcleo urbano que la uno sospecha cuando cruza la carretera. Una gasolinera, una pequeña delegación de una caja de ahorro y un gran restaurante en el punto más alto (donde, por cierto, fui a comer con un amigo no hace mucho), con la compañía de la báscula municipal, configuran un ejemplo más de muchos pueblos y aldeas de la zona.
Cuando ya parece que dejo el pueblo, observo por el espejo que el cartel que hay en dirección contraria a la mía ofrece una posibilidad muy ventajosa para aparcar. Pacientemente, busco la manera de dar media vuelta y vuelvo. Confirmado, puedo aparcar y aunque el pavimento se mezcla con tierra fangosa, ya no viene de aquí. Llevo bastante barro acumulado en esta ruta y no me importa. Sólo espero que el coche pueda salir de allí donde lo acabo de meter.
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